
Nos fuimos de madrugada cuando todos dormían. Estaba
claro que era una travesura y que por la noche volveríamos
abatidos, pero nuestra intención era escaparnos de casa por
unos días y escondernos donde nadie pudiera encontrarnos.
Ricardo estuvo castigado sin ir a la piscina todo el verano.
Yo me quedé sin tele y merienda durante 2 meses, pero la
aventura mereció la pena.
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